El método Pilates, bautizado por su creador como contrología, se basa en ejercicios que ayudan a mejorar la tonificación de los músculos a través de una sucesión de movimientos fluidos. Su esencia radica en la utilización del cerebro para el control del cuerpo, fomentando el equilibrio.

Es importante saber que el Pilates se basa en seis principios concretos:
1-Concentración, que es necesaria para poder conectar la mente y el cuerpo.
2-Precisión, imprescindible para ejecutar todos los movimientos que deben realizarse.
3-Respiración, que es la base de esta disciplina.
4-Control, que es básico para no realizar ejercicios descoordinados o bruscos que puedan causar un daño físico.
5-Fluidez de movimiento, indispensable para que los ejercicios se lleven a cabo de la manera idónea y a la velocidad correcta.
6-Centralización, que establece que el centro del cuerpo es el conjunto de músculos abdominales.

Los movimientos que impulsa el Pilates deben realizarse a conciencia para que puedan coordinarse con la respiración. A través de este control del cuerpo y la mente, la persona logra descubrir la capacidad pero también las barreras que se encuentran en su interior.

Cuando el Pilates se desarrolla de la manera adecuada, el sujeto puede mejorar su coordinación, flexibilidad y musculatura. La clave del éxito se encuentra en la precisión técnica a la hora de realizar los movimientos, ya que la técnica tiene mayor relevancia que las horas dedicadas al ejercicio o que la cantidad de repeticiones, por ejemplo.